La historia del gimnasio Karate-Do Saito está estrechamente ligada a la del maestro SHUICHI SAITO, nacido en Toyama (Japón) al oeste de Tokyo en la isla de Honshu.
Comenzó estudios superiores en la Universidad de Nanzan, en Nagoya (Japón) y es en el club de karate de esta universidad donde se interesó e inició en la práctica del karate-do.
Una vez licenciado, a sugerencia de su Maestro (Sr. MICHIO KACHI) decide viajar temporalmente a España, llega a Santander en abril de 1975, en mayo se traslada a Bilbao y en junio del mismo año se establece en Donostia.
Sus alumnos, que no están dispuestos a dejarle marchar, le animan para que abra su propio gimnasio, es en enero de 1983 cuando inaugura el Karate-Do Saito, situado en la C/ Carquizano del barrio de gros, siendo uno de los maestros más veteranos en Donostia.
El interés en conocer diferentes disciplinas y actividades deportivas, le lleva a abrir un nuevo gimnasio, lo hace en agosto de 2000 en Lasarte-Oria y en junio de 2013, decide que un equipo con ganas de seguir trabajando, continúe con la dirección del mismo.
“El último objetivo del karate no reside en la victoria o en la derrota, sino en el perfeccionamiento del carácter de sus participantes. Gichin FUNAKOSHI”
Para la Escuela SHOTOKAI Tradicional de Nanzan, el karate-do no es un deporte, es un arte marcial, una forma de vida en la que la superación personal es el principal objetivo, por ello, los entrenamientos suelen ser de una gran intensidad_ manteniendo la esencia de los realizados en Japón, donde no hay meta final, sino retos para mejorar sin rendirse ante las dificultades.
Si en tu cuerpo no experimentas el contacto, nunca aprenderás a defenderte porque no tienes de qué o quien hacerlo, en karate-do tradicional cada golpe debe ser letal y efectivo y no una serie de movimientos de cara a la galería; de la misma forma, los rompimientos no son una meta en nuestro karate pero sí una parte de él, no queremos dar la impresión de brutalidad pero sí de disciplina, perseverancia y fortaleza mental y física para conseguir estos objetivos, la contundencia y eficacia de estas técnicas se consiguen a través de entrenamientos continuados y bien gestionados.
La finalidad en la Escuela SHOTOKAI, no es conseguir la victoria o un cinto negro con técnicas más o menos elegantes y estéticas, para nosotros, los grados superiores o las victorias en competición no tienen validez si no se perfecciona el espíritu, la personalidad y el cuerpo y todo ello se consigue con humildad, paciencia, perseverancia y duro entrenamiento.